Presentación

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Fresno de Cantespino descansa sobre la ladera norte del sistema central, a 13 kilómetros de históricas villas como Riaza o Ayllón.

En invierno cuenta con una población media de unos 50 habitantes pero en verano, especialmente los fines de semana, la cifra puede cuadriplicarse. A pesar de ser un pueblo pequeño sigue siendo el referente de varios pueblos del municipio como Cascajares, Pajares o Sequera de Fresno.

Cuenta con dos bares que también ofrecen servicio de restaurante. No se puede abandonar el pueblo sin haber probado el cordero asado, las codornices guisadas o incluso el arroz con bogavante.

En Fresno de Cantespino podrá abastecerse de lo que necesite gracias a La Tienda de Dorín una tienda que recuerda a los antiguos colmados donde encontrar tanto comida, como productos de limpieza o artículos de ferretería. Y si no, tanto en Riaza como Ayllón -a 10 minutos en coche- existen supermercados y tiendas especializadas.

En la Alfarería de Sebastián podrá adquirir cacharros de arcilla del lugar además de pasear entre las instalaciones y admirar el pequeño museo de vasijas, el antiguo horno para cocer el barro y las herramientas de trabajo de antaño.
Pulsa aquí para visitar la alfarería.

Un campo de fútbol grande, uno de fútbol sala -con canastas para jugar también al baloncesto- un frontón, un merendero y una zona de juegos infantiles completan la oferta lúdica del pueblo.

Fresno de Cantespino está enclavado en un alto, a 1.100 metros de altitud.  La tranquilidad y la brisa de la montaña son dos de los más preciados regalos que ofrece al visitante, entre otos muchos que le invitamos a descubrir por usted mismo.

Crónicas de antaño

Los vestigios históricos de esta villa son amplios, lo que hace pensar que en otros tiempos tuvo cierta relevancia. Además de restos romanos como la fuente denominada "El Cubillo", que ha proporcionado agua a los habitantes hasta bien entrado el siglo XX, son numerosos los restos de origen visigodo encontrados en su término municipal. Un ejemplo de ello es la necrópolis visigoda localizada en Castiltierra, pedanía de Fresno, que fue objeto de una excavación arqueológica en 1941 y cuyos objetos, muchos de gran valor, se encuentran en el museo Arqueológico de Madrid.

La villa tuvo su pleno apogeo en la Edad Media, cuando llegó a ser cabeza de Arciprestazgo y se le otorgó el título de Comunidad de Villa y Tierra. En 1002 tuvo lugar una batalla en el paraje denominado "El Corporario" contra los árabes, preludio de la derrota de los mismos en Calatañazor, a raíz de la cual se crea el Condado del Campo de las Espinas o Candespina.

En conmemoración de dicha batalla se construyó la Ermita del Cristo del Corporario (cerca de Castiltierra), donde se celebra anualmente una muy popular Romería 20 días después de Pentecostés. En el cerro denominado "El Castillo" pueden aún observarse los restos de una fortaleza medieval que perteneció a Don Gómez González de Salvadores, Conde de Candespina, personaje de gran relevancia en la época. En ella se refugió Doña Urraca, antes de su derrota en la batalla del Campo de las Espinas contra su propio marido D. Alfonso I de Aragón y el Conde Enrique de Portugal, en el año 1111, donde el Conde perdió la vida.

Desde 1122 a 1136 el rey Alfoso VII "El Emperador" firmó varios documentos en Fresno, lo que indica su estancia en algunas temporadas en la villa.